La broncoscopia es una prueba de diagnóstico utilizada para visualizar y recoger muestras de secreciones o tejidos de las vías respiratorias (laringe, tráquea y bronquios de mayor tamaño) y diagnosticar múltiples patologías relacionadas, como las obstrucciones pulmonares, los tumores cancerígenos, la realización de biopsias o la extracción de líquidos para su estudio posterior, además de usarse con fines terapéuticos.

Esta prueba se prescribe en aquellos casos en que hay sangrado procedente de vía respiratoria, tos persistente sin causa, alteración en los resultados de una radiografía de tórax, en el seguimiento de enfermedades infecciosas como la tuberculosis, o cuando es necesario extraer cuerpos extraños.

La realización de la broncoscopia pulmonar dura entre 15 y 20 minutos y es una prueba bien tolerada que consiste en la introducción de un tubo rígido o flexible (según el caso la anestesia será local o general), a través de la nariz o de la boca hasta los bronquios, para recoger secreciones mediante aspiración, o muestras